CÁDIZ Y EL PULSO DEL AGUA: EL CONSORCIO DE LA ZONA GADITANA INSISTE EN LA IMPORTANCIA DEL AHORRO
Sequía
La sede de la entidad alberga un coloquio moderado por LA VOZ en el que se trataron temas como la gestión del agua en la provincia, los retos de las infraestructuras actuales y la responsabilidad ciudadana para afrontar la sequía
El Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana lanza su nueva campaña para fomentar el uso responsable del agua
La situación hídrica en la provincia de Cádiz ha mejorado notablemente con respecto a la vivida hace apenas un año y medio, cuando la sequía y las posibles restricciones empezaban a dibujar un escenario preocupante. Si en enero del pasado año los embalses se encontraban a un 15% de su capacidad, el verano de 2025 ha comenzado con 992 hectómetros cúbicos de agua embalsada en la provincia, que representa casi el 55% del total. Pese a las lluvias de los últimos meses y al considerable repunte en los niveles de los embalses, el contexto sigue siendo delicado y obliga a no bajar la guardia. La gestión eficiente del agua, la planificación a medio y largo plazo y la inversión en infraestructuras siguen siendo claves para garantizar el suministro en el futuro.
Con ese telón de fondo, LA VOZ DE CÁDIZ ha organizado un coloquio en la sede del Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana, que gestiona el agua de casi un millón de personas, en el que han participado el presidente del ente, Andrés Díaz, y el ingeniero jefe, Marcos Vives. Durante el encuentro, ambos responsables han abordado los principales retos que afronta el sistema de abastecimiento en la provincia, así como las estrategias que ya se están aplicando para reforzar su resiliencia frente a un contexto climático cada vez más incierto. El Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana está integrado por la Junta de Andalucía a través de la Agencia Andaluza del Agua de la Consejería de Medio Ambiente y abastece a una veintena de municipios municipios: Algar, Arcos, Barbate, Benalup, Cádiz, Chiclana, Chipiona, Conil, Jerez, Medina, Paterna, Puerto Real, El Puerto, Rota, San Fernando, San José del Valle, Sanlúcar, Trebujena, Vejer y Tarifa.
La principal labor del Consorcio en estos momentos, o al menos su objetivo prioritario a día de hoy, es concienciar a la población sobre la escasez de agua, recordando que se trata de un recurso «limitado». Han sacado recientemente la campaña «Ahorra agua hoy, asegura el mañana», con el objetivo de concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de mantener hábitos de consumo responsable del agua, incluso en años que presentan una mejor situación hidrológica. Andrés Díaz, presidente de la entidad, reconoce que «estamos ya en la guerra del agua».
El escenario en el inicio del verano de 2025 «es muy distinto» al del año pasado, cuando «lo pasamos muy mal». Las lluvias de la Semana Santa de 2024 «fueron un milagro» para «garantizar el agua y darnos ese colchón con el que sobrevivimos el pasado verano». A pesar de episodios de importantes precipitaciones como el de la Semana Santa de 2024, las lluvias de finales de octubre y el pasado mes de marzo, «el escenario es diferente», pero «aún estamos en sequía, una sequía moderada». El pantano de Guadalcacín, «que es nuestro pulmón», aún «le falta para tener unos números bastante buenos para quitarnos la preocupación de lo alto». El pasado 23 de junio, el pantano contaba con 371 hectómetros cúbicos de agua, el 46,38% de su capacidad total. Hace un año no llegaba al 21%.
El objetivo de la campaña lanzada recientemente es concienciar. «El ser humano tiene poca memoria para este tipo de cosas, porque a fin de cuentas viene una temporada buena de lluvias y parece que se pasó, pero no es cierto», apunta Díaz, aunque reconoce que «cada vez hay una mayor conciencia».
En la misma línea se pronuncia Marcos Vives, ingeniero jefe del Consorcio: «Yo tengo que confiar en los números, al ser humano no lo conozco, y los números me dicen que no somos capaces de hacer predicciones ni siquiera a medio plazo. Hemos tenido una sequía terrible de nueve años que todavía no ha terminado».
A día de hoy, la Junta de Andalucía ha restringido el uso diario de agua en entorno urbanos a 225 litros por persona. «Nosotros teníamos una población equivalente a 930-950.000 habitantes, pero algunos estudios que hemos hecho nos confirman que podemos llegar a 1.350.000 habitantes en el periodo estival, desde mayo a septiembre. Esto nos ha cambiado un poco la perspectiva a la hora de hacer gestión del agua y nos ha obligado a extremar un poco las medidas, a ser aún más prudentes».
En Cádiz «se está consumiendo más agua por la población rotatoria». En el pasado, «la población consumía porque residía, y al residir, al pernoctar, tenía acceso al agua a través de lo que era el uso doméstico», pero a día de hoy «el uso turístico tiene un consumo elevado, y eso se suma al del consumo doméstico, y es lo que llamaos consumo urbano que son esos 225 litros al día por habitantes».
Las infraestructuras del Consorcio
La presión estival sobre el sistema de abastecimiento en la provincia de Cádiz, especialmente en municipios costeros como Chiclana, supone un auténtico desafío para el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana. La localidad chiclanera llega a triplicar su población durante el verano, pasando de 80.000 a más de 220.000 habitantes, una cifra que pone al límite tanto a los servicios municipales como a las infraestructuras regionales. «Chiclana se debate día a día con un ejercicio de gestión milagrosa de los servicios y nosotros estamos detrás apoyando en todo lo que podemos», explica Marcos Vives. La red de alta —el sistema principal de distribución— acusa ya una notable falta de capacidad. «Es cierto que nuestras infraestructuras se han quedado escasas», reconoce Vives.
El ingeniero subraya que el problema no es solo mantener el suministro, sino también gestionar el «postapagón», como denomina al proceso de recuperación del sistema tras una incidencia grave. «Los grandes apagones, tanto en energía como en agua, suceden en los grandes sistemas de distribución. Lo importante es que el usuario no lo note, pero para eso necesitamos mecanismos que, en muchos casos, ya están obsoletos». Ante este panorama, el Consorcio ha activado un ambicioso plan de renovación de infraestructuras que llevaba años en la agenda sin llegar a materializarse. «Desde el año pasado, con la subida de la tasa, el programa ha dado un cambio radical y se ve la luz», apunta Vives.
El presidente del Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana, Andrés Díaz, puso el foco en el ambicioso periodo de renovación en el que se encuentra inmerso el organismo, con actuaciones urgentes y otras planificadas a medio plazo. Las prioridades están claras: reforzar la red para prevenir posibles colapsos en los momentos de mayor demanda y actualizar unas infraestructuras que, en muchos casos, acumulan varias décadas de antigüedad.
Destaca la reciente adquisición de vehículos, la reorganización de la plantilla a través de la RPT (Relación de Puestos de Trabajo), y, sobre todo, los avances en actuaciones clave como el desdoblamiento de un tramo de la arteria 2 a su paso por Puerto Real. «Ya están en marcha las expropiaciones de los terrenos, y esa obra es fundamental, porque una rotura en ese punto, con la demanda actual, podría ser un caos total», advierte. Inicialmente prevista como una actuación de emergencia de cinco millones de euros, su coste podría rondar ya los ocho millones, y se espera que las obras arranquen a comienzos del próximo año.
El presidente también subraya la importancia de otras inversiones estratégicas, como la prevista en la Estación de Agua Potable de Cuartillo, cuyo presupuesto global se acerca a los 20 millones de euros. «Tenemos unas instalaciones tan antiguas que, aunque las cifras parezcan elevadas, son pequeñas para la magnitud del sistema», explicó. Tanto Cuartillo como la ETAP (Estación de Tratamiento de Agua Potable) El Montañés (Puerto Real), las dos principales estaciones del Consorcio, requieren una modernización profunda.
Entre los proyectos futuros, el presidente avanzó que ya se trabaja en el diseño de un nuevo desdoblamiento en la tubería que abastece a Cádiz capital. «Allí solo tenemos una entrada, la más antigua de todas, con 60 o 70 años. Una rotura ahí dejaría a 100.000 personas sin agua», señala.
Filtraciones y pérdidas de agua
Las fugas y pérdidas de agua representan uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, aún se pierde una cantidad significativa de agua a lo largo del sistema. «Se pierde mucha agua. Las fugas son siempre el primer quebradero de cabeza», reconoce Marcos Vives, jefe de Ingeniería del Consorcio.
Actualmente, el volumen de pérdidas ronda los tres hectómetros cúbicos anuales. Aunque esta cifra se ha reducido respecto a años anteriores —gracias a actuaciones de emergencia, renovaciones puntuales y la mayor concienciación derivada de la sequía—, el problema estructural persiste. «En 2021 teníamos en torno a seis millones y medio de metros cúbicos perdidos al año. Hoy estamos aproximadamente en la mitad», detalla Vives. Aun así, advierte: «Estamos abocados a tener problemas si no se actúa con contundencia».
Uno de los principales escollos está en las redes de baja presión, las que gestionan directamente los municipios. Muchas de ellas, especialmente en los pueblos más pequeños, siguen siendo de fibrocemento, un material obsoleto instalado en los años 60 y 70. «Prácticamente el 40 o 50% de esas redes necesitan una renovación total, pero los ayuntamientos más desfavorecidos tienen enormes dificultades para abordar esa inversión», apunta el ingeniero.
El volumen de inversión necesario es colosal: «Hablamos de 84.000 millones de euros en todo el país para sustituir las redes de baja. No solo es una cifra absurda, sino que, con los procedimientos administrativos actuales, es inasumible en menos de 20 o 30 años», sostiene.
A este reto se suma otro igual de exigente: garantizar no solo el suministro, sino también la calidad del agua conforme a normativas cada vez más estrictas. «El concepto de garantía no solo implica cantidad, sino cumplir con todos los requisitos sanitarios. Las exigencias han obligado ya a realizar importantes inversiones en nuestras infraestructuras», añade.
El futuro del Consorcio
Mirando hacia el futuro, el presidente del Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana, Andrés Díaz, tiene clara la meta: dejar una institución más fuerte, moderna y conocida por la ciudadanía. A punto de cumplir dos años al frente del organismo, Díaz reconoce que el punto de partida no fue fácil. «Cuando llegué, nos encontrábamos con unas instalaciones antiquísimas y con una situación financiera muy delicada. No sabíamos si llegaríamos al siguiente verano», confiesa.
Hoy, el panorama ha cambiado. «Tenemos salud económica. Tenemos una RPT que ya es una realidad, después de 18 años de existencia sin ella. Hemos renovado vehículos y hay inversiones en infraestructuras ya en marcha», enumera con satisfacción. Son, como él mismo dice, «gotitas» de avance que comienzan a construir el legado que desea dejar.
Pero más allá de las cifras y los proyectos, hay un objetivo que considera fundamental: acercar el Consorcio a la ciudadanía. «Antes, incluso muchos alcaldes no sabían bien qué hacía el Consorcio. Mientras llegara el agua, nadie preguntaba. Era un ente supermunicipal al que no se le prestaba atención, como pasa con los consorcios de residuos», explica. Ese anonimato institucional es lo que se ha propuesto revertir.
Díaz quiere que cualquier vecino del territorio sepa qué es el Consorcio de Aguas, qué implica el ciclo integral del agua y qué esfuerzo hay detrás de cada gota que llega al grifo. «Tenemos que garantizar un servicio básico que nadie conocía, o casi nadie, por lo menos en su verdadera magnitud», afirma. En esa línea, destaca la incorporación de personal especializado en comunicación y marketing, convencido de que una gestión eficaz también pasa por una ciudadanía informada.
«Si algo me gustaría lograr, es que la gente sepa qué hay detrás del agua que consume. Que entienda el valor de este recurso y el trabajo que hay detrás para garantizarlo cada día», concluye. Un objetivo ambicioso, que va más allá de las infraestructuras y toca el terreno de la conciencia colectiva.